Existen varias definiciones de la corrupción aunque la más común es la siguiente:

“El abuso de la autoridad o poder encomendado para beneficio privado”

La corrupción afecta a todos los sectores de una sociedad—público, privado y social. Se manifiesta en distintas formas como el soborno y la malversación, así como otras formas que no involucran necesariamente ganancia económica como el favoritismo indebido y el nepotismo. Cada forma de corrupción otorga ventajas y beneficios indebidos e ilícitos.

La corrupción se presenta en todos los niveles; tanto en el nivel alto de la política y los negocios (“corrupción grande”) y como parte de la vida diaria de la gente común como los pequeños sobornos, ausentismos injustificados y nepotismos en el nombramiento de empleados públicos (“corrupción pequeña”). El rasgo común de todas estas prácticas corruptas es la violación de la confianza pública, el socavamiento del bien e interes común de la comunidad o sociedad.

En la mayoría de los países, la corrupción no es un fenómeno aislado que encontramos en una institución o grupo humano—está arraigada y generalizada en toda la sociedad. Hay leyes para controlar la actividad corrupta pero no se implementan. Existen organismos de fiscalización pero no son efectivos. Funcionarios públicos abusan de su poder, sin ser disuadidos ni controlados por las instituciones publicas de fiscalización u otros mecanismos de control social.

Para otras definiciones de la corrupción, referirse al Glosario Interactivo de Transparencia Internacional.